
A veces necesitamos que alguien nos mire a los ojos y nos diga... si realmente estamos bien, luchando por un sueño, un sueño ilógico, la esperanza es algo relativo, siempre tenemos esperanzas cifradas en algo, en algo imposible o lejos de nuestro verdadero alcance; nuestro mundo gira en sueños, somos niños que anhelan y que sueñan.
Generalmente, bajamos los brazos antes de comenzar la carrera para llegar a la meta; una meta que en nuestra mente nos llevará a ganar algo que soñamos, algo que simplemente es nuestra obligación ganar, algo que nacemos para hacer, en mi caso, ser periodista... debo reconocer que no me ha sido fácil, porque me desvié del camino, porque creí que esto no era para mi, porque sentí que no era buena para nada, pero en un momento... una lágrima me enseñó que debía seguir, porque era lo que quería, lo que soñaba y lo que había prometido... vi el rostro cansado de mi padre, los ojos vidriosos de mi madre y la cara de desilusión de mi mejor amigo, entonces puse los pies en la tierra y comencé a luchar otra vez... y me di cuenta que nací para esto.
Una piedra más en el camino o una menos, seguiré tratando de no perder mi sueño.
Reflexión!
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